Así es la suerte. Lo que viene, va. Ahora
Pedro tiene el 50% de sus bienes. La suerte le jugó una mala pasada. La
Pregunta es ¿Por qué? ¿Por qué la suerte nos mete la puntita y después la saca?
O mejor dicho: ¿Cómo se hace para atraer la suerte y no despertarse a las siete
de la mañana con un trava y que encima te pida que le hagas el desayuno?
La respuesta está a un colectivo de
Puerto Madero: dicen que una familia es como una gran empresa. Para ver a un
tipo con suerte hay que mirar a un empresario exitoso, con su oficina en el
piso veinte, con diecinueve pisos dedicados a la explotación que impone la vida
empresarial moderna, diecinueve pisos donde prima el individualismo sobre el
bien común y donde la avaricia materialista de la vida organizada por el
trabajo asalariado domina las vidas y perfila una des-humanización creciente y
eso, está clarísimo, es estar pisando sobre diecinueve pisos de mucha caca.
Exactamente igual que Chiang Tzu:
"Lo Fácil es lo correcto". Si uno quiere tener suerte, debe ir por la
vida pisando soretes. No alcanza con pisar solo uno, para llegar lejos hay que
pisar por lo menos diecinueve pisos de concreto de cientos de soretes. Lo que
hay que hacer es ir a fondo. Como dijo Mao Zedong: "Mi estrategia es uno
contra diez, mi táctica diez contra uno". Si te convences de que lo podes
hacer, podes lograrlo. Esto explica porqué duran tanto las carreras de
Licenciado en administración de Empresas: es que cuatro años es lo que se tarda
en llenar de caca una cabeza.