Caminan casi corriendo, atropellándose.
Miran demasiada TV, pero no demasiados pájaros, demasiado cielo, demasiadas miradas...
Respiran humo y beben aguas con sabor a desechos industriales.
Expanden asfalto, monocultivos y hormigón, talando árboles, desplazando comunidades, hiriendo a la tierra...
Levantan muros de indiferencia y desprecio ante el niño que enferma de hambre y la mujer vejada y sometida.
Discriminan por género, por nacionalidad, por religión...
Se resignan a vivir para trabajar, a llenar su vacío interior con consumo desenfrenado, a vivir en jaulas de rejas y cercos electrificados.
Se habitúan a la comodidad de que otros piensen por ellos.
Olvidan sus raíces, sus valores...
Disminuyen sus dosis de risas, música, poesía y color.
Cambian esperanza por resignación, y toman este modo de vida como normal e inalterable.
Sin embargo, no todos nos resignamos a que esta vorágine nos avasalle... Yo no. Y, seguramente, vos tampoco...
Voces del Nacio Noviembre del 2009, Buenos Aires, 2009.
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