22 de septiembre de 2010

Lejos, lejos, no volver


Y aquello que era tan insuperable...

No volveré a experimentar la calidez del atardecer
No volveré a entender lo que era coexistir en un sitio poblado
lleno de cadencia y dicha para mi
No volveré a apreciarlo jamas.

Lo echo de menos, y lo echaré de menos, perpetuamente.
¿Regresará algo congénere?

Ese calor que apreciaba, y ese vasto conjunto al cual me distinguía anudado
Cuando lo antojaba, solo tenía un minúsculo periplo para alcanzarlo
y al parpadeo, dichoso era.

Las auroras eran lindas, el día medio, hermoso, al igual que el crepúsculo.
En la negrura, por un instante, uno nunca se hallaba solitario.

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