29 de septiembre de 2010

Viaje

Abres los ojos, en la carretera, el camino está oscuro, apenas distingues algo por la luz de tu vehículo. Avanzas a una velocidad moderada, miras a tu lado, y allí no se halla ninguna persona sentada, te encuentras sólo. Tocas el asiento, lo acaricias, como si alguien hubiera... Y una lágrima desciende por tu mejilla. Miras el camino y piensas... ¿Por qué todo tiene que salirte mal? A pesar de estar alejandote... ¿Por qué quieres volver a los problemas?

En el asiento trasero llevas algunas prendas, y algunas cosas que tienen cierto valor para ti, está todo un poco desordenado, a nadie le importa, de repente te pones a pensar, y te das cuenta de que no hay felicidad para ti, y que no todo te sale como quisieras. Te vuelves a preguntar... ¿Por qué todo tiene que salirte mal? ¿Por qué?

Y el amanecer de pronto te sorprende. Te saluda con la calida brisa que entra por la ventana y rebota en tu camisa. Cálida... No muy cálida podrías decir. No sientes la calidez que sentías hace un tiempo, sino, que por el contrario, sientes un frio, un frio que se oculta allí para atacarte en algunos momentos.
Y de nuevo te preguntas. ¿Por qué todo tiene que salirte mal? ¿A donde se encuentra la gente que te aprecia? ¿Por qué todo tiene que salirte mal? ¿A donde está lo que realmente necesitas?

2 comentarios:

  1. Fuerte.
    Sinónimo de valentía, de fuerza y de ganas.
    Cualquiera en tu lugar haría cualquier cosa. Quizás del rencor podría hacer cosas malas, o de la tristeza, cosas peores. Sin embargo no, estás acá, expresándote y demostrándonos que podés seguir.
    No te conozco, pero me alegro mucho de haberme encontrado con tu blog.
    Iba a comentar, además, otros textos pero no me pareció adecuado hacerlo. Por respeto y por ubicación.
    Espero que todo vaya mejor... Saludos.

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  2. Por cierto, el dibujo es mío.

    ...Y tu blog no tiene nada de malo.

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